dilluns, 4 de març del 2019

Cuento: EL MIRLO Y SU NIDO


Todos los días me despertaba el canto de un pájaro.

Era un canto precioso.

¿Dónde estaba ese maravilloso pájaro?

¿Cómo era?  Seguro, pensaba yo, que será de muchos colores.

Y yo buscaba y buscaba pero no lo veía. 

Y seguí disfrutando de su canto.

Cada día salía al jardín.  Quería ver al pájaro que cantaba esa maravillosa melodía.

Y, de pronto, le vi!

No era, rojo, ni verde, ni azul.  Era de colores muy sencillos, negro, gris y con el pico amarillo y rojo.  Era un mirlo.
¡Qué sorpresa!  La maravillosa melodía la cantaba un pájaro negro y gris!
Era un pájaro libre.   Apenas se le veía.  Se oía su melodía.


Una mañana descubrí que el mirlo volaba de un lado a otro sin parar.

Se paró un momento.  Estaba afilando su pico en una piedra del jardín.
Miré y descubrí que estaba construyendo un nido.  Un nido para su futura familia.
Volaba con hierbas, palitos, hojas en su pico para construir la casa.
Sus hijos necesitaban un lugar para vivir.
Una mañana descubrí que el mirlo volaba de un lado a otro sin parar.
Se paró un momento.  Estaba afilando su pico en una piedra del jardín.
Miré y descubrí que estaba construyendo un nido.  Un nido para su futura familia.
Volaba con hierbas, palitos, hojas en su pico para construir la casa.
Sus hijos necesitaban un lugar para vivir.

NO!

Me romperá el seto. ¿Por qué no se va a otro lado?


Seguro que hay lugares mejores. ¿Por qué aquí?

Pero el pájaro siguió con su trabajo.

Terminó el nido.

Cuidó de sus hijos.

Todos los días traía comida para ellos en su pico.

Les enseñó a volar.

Volaron libres en cuanto aprendieron a hacerlo.

Pensé en todas las personas que buscan un rincón para vivir.

Buscan construir un rincón para su familia.
Pensé que tenían derecho a su rincón.
Pensé que mi rincón también era suyo.
Pensé que su trabajo y esfuerzo, también alegraban mi vida.
Que su canto, era también mi canto.
El nido se vació y volaron libres.

 

 

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